NUESTRA MADRE DEL CIELO
Esta es una de las advocaciones
más veneradas de la Santísima Virgen, como Abogada, Auxiliadora y Mediadora
ante Cristo Nuestro Señor, cuya fiesta se celebra el 4 de julio, pues fue un 4
de julio de 1719 cuando fue coronada con ese nombre. El Papa Clemente XI, Sumo
Pontífice en los primeros 21 años del siglo XVIII (de 1700 a 1721), fue quien
le concedió la coronación pontificia bajo ese título: Nuestra Señora del
Refugio de Pecadores. Eran aquellos tiempos de los errores cismáticos de los
jansenistas que tanto enfriaron la piedad y devoción de los fieles, y tiempos
también de grandes pestes que dejaron muchas muertes en Europa; más en Italia y
Francia.
ORIGENES DE LA ADVOCACION
La advocación de Nuestra Señora Maria Santísima del Refugio de Pecadores,
proviene de Italia. Hacia el año de 1709 el Beato jesuita Antonio Baldinucci
sacó una copia de una imagen de Nuestra Señora de la Encina que se veneraba en
Poggio Prato, Italia, cerca de Monte Pulciano. Esta santa imagen se llamó de
Nuestra Señora del Refugio de los pecadores. El Beato Antonio Baldinucci, en su celo por la conversión de
los pecadores, quiso llevar consigo a Nuestra Señora del Refugio, y así la
llamaba a través de sus correrías misioneras.
Hoy, esa primera copia de Nuestra Señora
Refugio de Pecadores, se conserva y venera en la ciudad de Frascati, al Sureste
de Roma, camino a Nápoles, cuyo santuario es muy reconocido como centro de
peregrinaciones. En ese mismo siglo XVIII, allá por el
año 1750, los misioneros jesuitas de la Compañía de Jesús, a ejemplo del Beato
Antonio Baldinucci, llevaron varias copias de esa imagen y la dieron a conocer
en las misiones que predicaban y en los propios templos a su cuidado.
El hecho es que muchos niños y niñas
mexicanos, llevan por nombre bautismal el de José o María del Refugio: «Cuco» o
«Cuquita», como se les dice con cariño familiar, se debe al arraigo de la
devoción a la Santísima Virgen, Refugio de Pecadores.
LA IMAGEN
Esta advocación de la Santísima Virgen ha
infundido un gran fervor en el pueblo cristiano ocasionando la conversión de
muchos pecadores. Es la razón de llamarla “Refugio de los pecadores”. Se
trata de un bajo relieve encontrado en un pajar y colocado en el hueco de un
árbol de un bosque cercano al monte Pulciano.
El padre Baldinucci buscaba una imagen
mariana “que fuera su compañera, guía y maestra en las misiones” que
consiguiera reformar las costumbres, suscitara la devoción y atrajera los
favores de María sobre sus devotos. La Virgen del Refugio se representa sentada
y con el Niño de pie sobre su regazo es una Virgen llena de ternura que inclina
su rostro hacia su hijo.
Las sienes de María al igual que las de su
Hijo se coronan con una diadema real engastada en pedrería. Sus vestimentas
consisten en una túnica rosada y un manto azul además del paño de color
avellana que le rodea el cuello y le cruza el pecho. El Niño Jesús por su
parte, viste un ligero “paño de pudor” o una túnica larga de tela translúcida y
vaporosa. Entrelaza sus manos con las de María que lo sostiene y así puede
posar sus pies sobre ella o encima de un banco de nubes. Algunos ramilletes o
guías florales trazan un arco festivo y ocupan la parte superior de las imágenes.
Tanto en vida del Padre Baldenucci como
después de su muerte, la del Refugio fue una imagen de misión en tierra de
relajados o gentiles y de vocación peregrina, esas propiedades las conservó en
el mundo americano sobre todo en algunas regiones como Zacatecas, el Bajío y
Puebla donde es de notar que más de setenta nichos esquineros fueron eregidos
durante las últimas décadas del siglo XVIII.
Su devoción llegó hasta la Alta
California y por el sur hasta Guatemala. En 1719 llegó a la Nueva España la
primera estampa traída por el jesuita Juan José Giuca, quien había presenciado
la coronación pontificia en Frascati. Un poco más tarde, procedente de
Italia, arribó la primera imagen pintada. La imagen fue coronada por manos del
Cardenal Albani merced a una concesión del Papa Clemente XI, el 4 de julio de
1717 y se conserva actualmente en Frascati.
En el mismo siglo XVIII (1719)
llegaron a México varias copias de esa imagen que influyeron en las labores
apostólicas de los misioneros para la conversión de innumerables pecadores, al
parecer en la misma fecha de la coronación se fijó su advocación que coincide
con una de las advocaciones de la Letanía Lauretana: Refugium Peccatorum.
RASGOS TÍPICOS DE ESTA
ADVOCACIÓN
Desde los inicios de la devoción
propalada por el Beato Antonio Baldinucci, se hablaba ya del rasgo peculiar que
distinguía a Nuestra Señora en la advocación «del Refugio», por la que por su
intercesión y mediación ante el Único Mediador, Jesucristo Nuestro Señor, se
constituía en seguro refugio de nuestro peregrinar en este mundo, con todos sus
peligros, angustias y luchas.
Así se le conoció desde el inicio. Y,
además, muy especialmente, como refugio para alcanzar la gracia de la
conversión de los pecadores, muchos de ellos empedernidos, que buscaron su
arrepentimiento y refugio en Nuestra Señora durante el proceso de su
conversión.
Tal devoción ha despertado siempre gran
fervor en sus santuarios, donde se consignan milagros y conversiones
espirituales significativas. Su Santidad Juan Pablo II, con su fervor mariano,
insistió, en su homilía dictada en el Santuario de Nuestra Señora de Zapopan
(30 enero de 1979), en la función de esos templos como «lugares de conversión,
de penitencia y de reconciliación con Dios». Y él seguramente bien conocia el
Santuario de Nuestra Señora del Refugio allá en Frascati, cerca de Roma, cuando
afirmaba: «Ella (en esta especial advocación,
podríamos decir), despierta en nosotros la esperanza de la enmienda y de la
perseverancia en el bien». Y Más aún, cuando insiste: «Ella nos permite superar
las múltiples estructuras de pecado en las que está envuelta nuestra vida
personal, familiar y social». Con
la exhortación Papal se corrobora y fortalece la devoción a Nuestra Señora
Refugio de Pecadores, que la Iglesia conmemora el 4 de julio de cada año.
EN MÉXICO
Esta advocación
pasó al continente americano por los Jesuitas que la promovieron por la Nueva
España. Una imagen llegó a la ciudad de Puebla y “Hallándose presente en
Frascati a la dicha solemnidad de la coronación de la imagen, el Padre Juan
José Giuca de nuestra Compañía, y habiendo venido a esta misión a esta
provincia el año de 1719, TRAJO LA PRIMERA ESTAMPA, y dió la primera noticia de
la gran Reina y Señora del Refugio; y habiéndose dedicado al apostólico
ministerio de misionar por varios lugares, especialmente del obispado de
Puebla, publicando en ellos las maravillas de Nuestra Señora, hubo tal
conmoción en todas partes, que para fomentar el amor y la devoción para la
Señora del Refugio, se imprimieron en varias láminas, mas de cuatrocientas mil
estampas, que en breve se expendieron porque de todas partes las pedían”.
El Padre
jesuita Juan Antonio de Oviedo en su libro Zodiaco Mariano (México-1750), dice
que “En el año de 1744 hallándose en Puebla el R. P. Fr. José María Guadalupe y
Alcibia predicador apostólico del Colegio de Propaganda Fide de Zacatecas,
negoció y llevo consigo una copia de dicha soberana Imagen, y en carta fechada
en Zacatecas el 25 de mayo de 1746, escrita por el P. Juan José Giuca, que fue
quien le dio la imagen”, en esta carta dice que por espacio de nueve meses que
estuvo misionando, fue tanta la devoción que en procesiones se contaron hasta
catorce mil antorchas, y “Después de acabadas las misiones, se colocó la dicha
sagrada Imagen en el altar mayor de la Iglesia de dicho Colegio, hallándose
rodeada de votos de plata, cuerpos, pies, cabezas, que la devoción de los
fieles le prestaban en reconocimiento de los beneficios recibidos”.
Las Misiones
del Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Guadalupe tenía como patrona a
Nuestra Señora de los Dolores. Esta advocación también la tenía el Colegio de
la Santa Cruz de Querétaro, y al llegar esta imagen del Refugio al Colegio de
Guadalupe, optaron por nombrar a Nuestra Señora del Refugio de Pecadores por
patrona de las Misiones, que la propagaron por todo el norte de México. En 1844
los franciscanos del Colegio de Guadalupe celebraron la llegada de la Imagen
del Refugio, y los cien años también celebraron el grato acontecimiento.
Y por ultimo en
el año de 1994, se restauró la imagen que hoy se encuentra en un crucero del
Convento de Guadalupe y se celebraron los 250 años de la llegada de dicha
imagen. Para el 1854 los franciscanos publicaron un devocionario titulado
“Aljaba Apostólica – Guadalupana, que contiene Las canciones y saetas reducidas
a lo preciso para utilidad de los misioneros, la preparación para predicar y
las bendiciones comunes. Por un religioso del Apostólico Colegio de Ntra.
Señora de Guadalupe de Zacatecas”.
En este libro
se encuentra el “Devocionario de Nuestra Señora del Refugio, esto es, novena,
día cuarto y sábado Mariano. Que dedica a la misma Señora un Religioso del
Colegio de nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas. En el año de 1874 el
presbítero José Francisco Sotomayor dedica un capitulo a la historia de esta
imagen en su libro “Historia del Apostólico Colegio de Nuestra Señora de
Guadalupe de Zacatecas”.
Y para el año
de 1885 se publico “El devoto de Maria Santísima del Refugio de Pecadores”
devocionario por F. J. Trinidad Macias. El 7 de noviembre de 1908 se publicó
una estampa del Beato Antonio Baldenuci portando la imagen de Nuestra Señora
del Refugio de Pecadores. Así mismo se hizo un retrato al óleo del Beato que se
encuentra en la sacristía de la Catedral de Zacatecas.
Un año después
el P. Fr. Ángel de los Dolores Tiscareño publicó un gran libro en los talleres
de Nazario Espinosa titulada “Nuestra Señora del Refugio patrona de las
Misiones del Colegio Apostólico de Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas”.
También se
publicó los “Estatutos de la Cofradía de Nuestra Señora del Refugio. Erigida
canónicamente en toda la Diócesis de Zacatecas. La devoción a Nuestra Señora
del Refugio esta muy extendida en la diócesis de Zacatecas, y varios templos y
parroquias tienen como patrona a la Virgen del Refugio, que celebran su fiesta
el 4 de julio.